divendres, 19 de novembre del 2010

Y aún así ni siquiera nos poseemos cada cual a nosotros mismos.

Siempre he creído que todos tenemos un ángel. No la versión más conocida de este, sino una persona en la que confiar ciegamente, alguien que sepa más de nosotros que nosotros mismos. Alguien que este allí, incondicionalmente para salvarte, pase lo que pase, y estés donde estés. Alguien capaz de lanzarse al vacío contigo. Que no tenga miedo de jurarte la eternidad a tu lado. Que no tenga miedo de vivir la más maravillosa historia de amor. Alguien capaz de sentir que su vida solo cobra sentido estando a tu lado.

A veces creemos que hemos encontrado a esa persona, que va a estar allí para siempre. Siempre salvándonos. Estamos tan cegados pensando que era esa persona, que no vemos más allá. No nos damos cuenta que, si realmente hubiera sido ella, seguiría estando allí, a nuestro lado. Todos cometemos errores. Nos confundimos.
Habrá un tiempo en el que nos vamos a tener que arrastrar por el suelo, e incluso en ocasiones más abajo todavía, pero llegará un día en que vamos a estar preparados para que ese ángel, el de verdad, nos encuentre.
Y si no somos capaces de encontrar a esa persona, tendremos que seguir solos. Porque en realidad es lo único que tenemos del cierto. Lo único que tenemos para siempre somos nosotros mismos, porque la negación de esto seria la muerte. Y aún así ni siquiera nos poseemos cada cual a nosotros mismos.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada